Desde Casas del Castañar hasta Tornavacas podemos adentrarnos poco a poco en este particular Valle que posee todo el año un microclima especial idóneo para el cultivo de algunos frutales, entre otros el cerezo, auténtico emblema de la zona tanto por su belleza en primavera y otoño como por su productividad.
Casas del Castañar, Barrado, Piornal, Cabrero, Valdastillas, El Torno y Rebollar conforman un importante grupo de poblaciones situadas en ambas márgenes del río Jerte, al que arropan durante buena parte del año con una singular vegetación, donde proliferan cerezos, castaños y otros frutales dispuestos magistralmente a modo deauténticos jardines escalonados.
La elaboración de licores y la fabricación del kirsch de cereza tiene en Valdastillas un lugar de visita recomendado en la Agrupación de Cooperativas, en su Destilería de Licores del Valle del Jerte.
La arquitectura popular de estas poblaciones ofrece dos modalidades típicamente vallejerteñas, la montañesa, cuyo elemento principal es el mampuesto y la arquitectura entramada, en la que sobresale sus típicas solanas donde los lugareños secan pimientos, melocotones, higos y otras frutas.
La mayoría de las edificaciones religiosas son construcciones realizadas entre los s. XVI y XVIII con predominio del estilo barroco.
Destaca en Piornal, el pueblo más alto de Extremadura, una construcción también eclesiástica, el palacio del Obispo Pedro González
de Acevedo.
Otro elemento arquitectónico y atractivo de estas poblaciones es la estructura de sus plazas, lugar de encuentro habitual de la vecindad y donde surge una fuente de piedra con pilones.
El recorrido hacia cualquiera de estas poblaciones jerteñas brinda la oportunidad de poder observar la belleza del Valle desde miradores situados en lugares estratégicos.
Navaconcejo, Cabezuela del Valle, Jerte y Tornavacas son las poblaciones que configuran la parte más septentrional de esta comarcan del norte de Extremadura, donde el río forma parte viva de estas localidades, creándose en su cauce limpias y bellas piscinas naturales a las que se le han ido dotando de amplios y cómodos paseos fluviales.
Entorno al río surgieron estas poblaciones, en especial Navaconcejo, Cabezuela y Jerte, que han visto supeditada su morfología medieval y en buena parte la construcción de sus típicas casas, donde predominan el entramado con vistosos balcones-secaderos o galerías balaustradas, lo que justifica que algunos de estos cascos históricos estén declarados Conjuntos Históricos Artísticos, como es el caso de Cabezuela del Valle.
Interesantes muestras de arquitectura popular encontraremos en el Barrio de los Bueyes de Jerte, la calleja de la Cárcel o el Portal Viejo de Cabezuela del Valle o los tres tramos en la que se divide la Calle Real de Tornavacas.
La cereza, auténtico emblema de la comarca, tiene su propio museo en Cabezuela del Valle, donde se explica de manera muy didáctica todo el proceso de elaboración y recolección de este fruto. En dirección a Jerte se puede visitar el Centro de Interpretación del Agua.
A poca distancia de la población de Jerte, donde se pueden visitar las fábricas de alabastros, los amantes de la naturaleza podrán disfrutar con el recorrido al Centro de Interpretación y a la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, auténtico paraíso natural “Los Pilones”. donde se mezclan componentes tan atractivos como son su flora y fauna junto con las gargantas de aguas cristalinas que vierten al río.
En Tornavacas, paso obligado de la ganadería trashumante que se adentra en el Valle, podemos visitar el Centro de Interpretación sobre la Trashumancia y la Alta Montaña. Sólo unos minutos separan esta población del puerto de Tornavacas, balcón privilegiado desde el que se divisa al completo todo el Valle del Jerte hasta las proximidades de Plasencia.